sábado, abril 16, 2005

31-Pesimas noticias.

-Tienes visita, señor.-anunció Chandaka.
Sabiendo por experiencia que las sorpresas solían significar problemas, el rey Suddhodana contesto con aire resignado:-Que entre.-
Al cabo de unos momentos, Chandaka regreso acompañado del brahmán de Josala, quien vestía un dhoti de lino amarillo teñido por una cadena de plata adornada con ópalos. El rey y Asvapati lo miraron intrigados; la preocupada expresión de su rostro no presagiaba nada bueno.
El brahmán se inclino respetuosamente ante el rey y dijo:-Saludos Suddhodana.-
-Que te trae por aquí?-inquirió el monarca.
-Traigo malas noticias.-contesto el brahmán.-El rey Prasenajit ha muerto…-
Suddhodana y Asvapati se miraron horrorizados, temiendo que esa noticia significara el fin de la paz.
-Y el joven tirano, Virudaja, ha reunido a sus ejercito con el propósito de invadir Sakya.-prosiguió el brahmán.-Ha llegado a un pacto con los Vrijinos y los mallanos; ellos se quedaran con el botín y Virudaja gobernará vuestras tierras. Permíteme expresarte mi más sinceras disculpas por su conducta.-
Pálido, el rey Suddhodana cerró los ojos durante unos instantes para tratar de asimilar la noticia.
-Por que has venido a informarme?-pregunto al brahmán.
El anciano lo miro fijamente y respondió:-Comprendo que te asombre, pero ante todo soy un servidor de Brama y no deseo mancillar mi karma desobedeciendo sus leyes.-
-Eres un hombre honrado, brahmán.-dijo el rey.-Jamás olvidare ese gesto.-
El ataque vino antes de lo que hubieran esperado. Suddhodana envió Chandaka a buscar a Siddharta y se alisto para la batalla. Pero la guerra lo alcanzo antes de lo que nunca hubiera deseado.
Tras repetidos intentos, los soldados consiguieron derribar las puertas del palacio con un tronco. Cuando estas cedieron al fin, irrumpieron en el patio blandiendo sus espadas con furia.
-Que es ese ruido?-se pregunto la princesa.-Será el brahmán?-
-El enemigo ha entrado en el palacio!-grito, confiando en que alguien oyera sus gritos y acudiera en su ayuda. Pero todos los hombres jóvenes y vigorosos se habían unido al ejército de Sakya para defender el reino.
-Señora! Señora!-exclamo la doncella de Yasodhara, entrando precipitadamente.-Han penetrado en el patio! No tardaran en llegar aquí! Que vamos a hacer?-
-Temo por la vida de mi hijo.-murmuro Yasodhara, acariciándose el vientre.
De pronto sintió un intenso dolor. Desesperada y sin saber que hacer, Yasodhara salio corriendo de su alcoba y bajo al patio, gritando:-Auxilio! Detén a tus hombres, Virudaja!-
Los soldados enemigos luchaban encarnizadamente contra los pocos sakyas que quedaban, sembrando el patio de cadáveres.
-Basta!-grito Yasodhara, lanzándose sobre un oficial.-Es una locura! Haz que cese esta matanza!-
El oficial la aparto bruscamente. Al ver a Yasodhara, los soldados se abalanzaron hacia ella.
-Dejadla en paz!-les ordeno el oficial.
Los soldados dieron media vuelta y corrieron hacia las escaleras del palacio, en busca del botín.
Después de intentarlo en vano varias veces, Yasodhara consiguió detener a uno de ellos.
-Donde esta mi padre?-le pregunto.-Donde esta el rey?-
Su desesperación conmovió al soldado, quien respondió:-Ha muerto.-
Virudaja, orgulloso de estar al mando de sus hombres, avanzo hacia su hermana. Lucia la armadura real de su padre; en su peto y escudo brillaban el emblema de plata del elefante. Al acercarse a ella, Yasodhara lo miro incrédula.
-Eres tu quien ha ordenado esta matanza?-le pregunto, temblando.
Virudaja esbozo una mueca y asintió.
-Y la muerte de nuestro padre?-continuó Yasodhara, implorándole con la mirada que respondiera negativamente.-Eres también responsable de ella?-
-Nuestro padre, Yasodhara?-contesto Virudaja en tono burlón.-Desde que entraste en este palacio, desde que engendraste al hijo de ese canalla, dejaste de pertenecer a nuestra familia.
Yasodhara se arrojo sobre su hermano, gritando histericamente:-Por que haces esto? Que mal te hemos causado?-
Virudaja la aparto de un violento empujón y fue a reunirse con sus tropas, mientras su hermana yacía en el suelo gritando de dolor.
Sus gritos llegaron a oídos del rey Suddhodana, que luchaba en el interior del castillo para proteger el acceso a la torre vigía, donde se conservaban las valiosas reliquias y riquezas de Sakya. Como temía lo peor, abandono a sus hombres y se dirigió corriendo a la entrada del pequeño palacio. Entonces se planto ante Virudaja, aislándolo de sus hombres.
Los ojos experimentados del rey no tardaron en descubrir la horrible escena que ofrecía la población muerta y masacrada, y las bestias destrozadas; pero cuando vio a su nuera tendida en el suelo, sujetándose el vientre, Suddhodana se abalanzo sobre Virudaja.
---

No hay comentarios.: