jueves, enero 27, 2005

15-Yasodhara.

La hija de Prasenajit se alisó los pliegues de la túnica azul y verde que se había puesto para asistir al banquete, extendiendo la diáfana tela sobre los cojines del diván. Yasodhara estaba sentada junto a su madre, tratando de disimular su nerviosismo.
Siddharta, sentado al otro lado del salón, contemplaba extasiado la extraordinaria belleza y gracia de la muchacha. Todos advirtieron la mutua atracción de los jóvenes.
-Es la princesa Yasodhara.-dijo Asvapati, rompiendo el silencio.-Hija de los monarcas de Josala, hermanastra del príncipe Virudaja.-
Yasodhara se ruborizó, sintiendo que el corazón le latía apresuradamente. La joven rehuyó la mirada del príncipe. Tímidamente, se levanto y fue a sentarse junto a su padre. Prasenajit ni siquiera se fijo en ella, pues estaba muy ocupado comiendo. Por la barbilla le chorreaban unas gotas de vino.
El impacto de la noticia hizo que Siddharta mirara a Virudaja, para compararlo con su hermanastra.
El príncipe de Josala lo miro a su vez con rencor.
Siddharta decidió intervenir en el asunto, motivado, entre otras cosas, por el deseo de conocer a los excéntricos maghadanos que creían en una sola vida. Se incorporo y dijo a Prasenajit en voz alta, para que todos lo oyeran:-Majestad...-
La música cesó, todos los comensales dejaron de hablar y se volvieron para mirar al príncipe de Sakya.
-Nos complace haber presenciado el sacrificio.-prosiguió Siddharta.-y confiamos en que la copula ritual entre tu venerable esposa y el universo fructifique nuestros reinos a través del ser inmortal.-
El brahmán de Josala no sabia como interpretar la conducta de Siddharta. Dirigió una mirada interrogativa a Asvapati, su colega, pero el sacerdote la rehuyó.
Siddharta continuo:-Por otra parte, aceptamos de ti y de tu heredero, el príncipe Virudaja, el don de la victoria, que tan generosamente nos has brindado.-El príncipe se detuvo y al cabo de unos segundos añadió:-Sin embargo, te recordamos respetuosamente que, según la costumbre de nuestro pueblo, un ejercito que ha sido derrotado en la batalla debe pagar un tributo al ejercito vencedor. Por consiguiente, te pedimos que nos pagues el tributo que nos debes.-
Virudaja miro a Siddharta con desconfianza y rencor.
El rey Prasenajit intercambio unas palabras con el brahmán de Josala, quien asintió con un gesto, indicando al rey que debía aceptar el desafío.
Prasenajit se levanto y dijo, dirigiéndose a Siddharta:-Por favor, indícanos la forma en que debemos cumplir con nuestra sagrada obligación.-
-Que arrogancia!-murmuro Virudaja a su padre.-Por que tenemos que obedecer a ese canalla? Porque lo dice nuestro brahmán?-
-Me das tu autorización, padre?-pregunto Siddharta a Suddhodana.
-Adelante.-asintió este.
Siddharta cruzo los brazos y dijo con tono desafiante:-Como tributo a nuestro indómito valor, te pedimos que nos concedas a... esta mujer.-
Ante el asombro de todos los presentes, el príncipe Siddharta señalo a Yasodhara, la princesa de Josala. En el salón de banquetes se levanto un murmullo de indignación.
La princesa Yasodhara, centro del enfrentamiento entre los dos reinos, se ruborizo ante aquella inequívoca muestra de admiración por sus encantos.
-Acaso debo sentirme ofendida?-pregunto la joven a su madre.-Lo ha dicho delante de todo el mundo. No cabía duda de que esta interesado en mi, pero solo me considera un tributo. Que vergüenza!-
El rey Prasenajit y su esposa palidecieron al oír la insultante demanda. Virudaja perdió el control y, con su acostumbrada torpeza, grito:-Esto es un ultraje!-
Siddharta respondió:-Acaso niegas nuestros derechos?-
La tensión aumentó mientras los josalas y los sakyas se observaban con recelo, temiendo que la cosa acabara mal.

2 comentarios:

Frank dijo...

Me ha encantado!! Gracias por tan bella historia!!!

Ichinén dijo...

Gracias pero este fragmento pertenece a Jhyra Phalen, no es de mi autoría.